
Traducción por Daianee Galindo
A medida que la agitación económica y política de Venezuela empeora, miles de personas han viajado al norte en busca de refugio. Desde 2015, han emigrado 7 millones de venezolanos, lo que representa la cuarta parte de la población del país. Denver se ha convertido en el hogar de más de 3,000 refugiados venezolanos, habiendo acogido a 500 sólo en la primera semana de octubre.
La ola de refugiados vulnerables buscan toda la ayuda que puedan conseguir y la comunidad de Denver ha dado un paso al frente. Recursos como el Mercado de agricultores, Huerta Urbana de Globeville Elyria-Swansea, en el que se paga lo que se pueda, han visto un aumento drástico de clientes venezolanos en las últimas semanas.
“Primero fue una familia, pero esta semana han sido muchas más y están pidiendo cualquier tipo de apoyo”, dijo Karen Bustillos, gerente del Mercado de Agricultores de Huerta Urbana.
En el último mercado de la temporada, la mayoría de los clientes se acercaron alrededor del puesto de comida de Comal Heritage Food Incubator, donde el aroma de quesadillas, tamales y champurrado llenó el aire. Muchos de los inmigrantes venezolanos utilizaron su “dinero del mercado” para comprar la comida caliente que Comal tenía para ofrecer.
“Desearían poder llevar verduras, pero como no tienen dónde guardar las , no las compran y realmente aprovechan que Comal está aquí y obtienen comida caliente que pueden llevar para ellos y su familia“, dijo Bustillos.
Yennifer Ramírez empujaba a su hijo por el mercado en una carriola. Ramírez y el padre de su hijo llegaron a Denver hace más de un mes. Junto con su amiga Lacy y sus dos hijas, compraron una variedad de comidas calientes en Comal. Las mujeres se reunieron en el Western Motor Inn, ubicado a pocas cuadras del Centro de Recursos Familiares Focus Point, donde está el Mercado de Agricultores de Huerta Urbana. Allí residen junto con otras familias de inmigrantes.


“Todos nos quedamos en un hotel al final de la calle y algunas habitaciones no tienen electricidad ni agua”, dijo Ramírez. “La policía y los bomberos nos dieron hasta el 25 de noviembre para salir. No estamos seguros hacia dónde ir después”.
Ramírez dijo que el padre de su hijo se despierta todos los días a las 5 a.m. y sale a buscar trabajo dondequiera que pueda encontrarlo.
“Ahorita está trabajando, limpiando el jardín de alguien. Tiene que salir a buscar trabajo porque no podremos sobrevivir sin dinero”, dijo.
Los miembros del Centro de Recursos Familiares Focus Point han recibido muchas consultas sobre recursos de familias inmigrantes en el área. Para ayudar a estas familias, el centro está dando un folleto de la Oficina de Asuntos de Inmigrantes y Refugiados, que incluye recursos para refugio temporal, acceso a alimentos, atención médica y ayuda legal.
“Entró una señora con una niña y me dijo: ‘Mira, todavía llevo la misma camisa con la que me vine. No tenemos ropa’”, dijo Julia Santisteban, gerente de educación infantil de Focus Point. “Lo que están pidiendo ahorita es ropa, porque no soportan el frío”.
Bustillos dijo que hay iglesias en el área que ofrecen asistencia. Otras organizaciones como SOS Venezuela están aceptando donaciones para ayudar a los inmigrantes que vienen entrando. Las personas en la aplicación Nextdoor se están reuniendo para compartir información sobre cómo la comunidad puede ayudar, ya sea donando ropa usada o reclutando intérpretes bilingües para ayudar a los inmigrantes a comunicarse.
“Ellos son muy fáciles de hacer correr la voz y eso ha sido realmente bueno. Vendrán aquí y dirán que alguien les contó de aquí y (nosotros) ayudaremos en lo que podamos, al menos dándoles veinte dólares para el mercado”, dijo Bustillos sobre los clientes venezolanos.